La ministra de Justicia de Israel, Ayelet Shaked, presentó un proyecto de ley que impondría multas a los clientes de prostitutas, después de casi una década de esfuerzos de legisladoras para criminalizar la compra de servicios sexuales en Israel
El proyecto auspiciado por el gobierno, presentado por Shaked al Subcomité de Combate al Tráfico de Mujeres y a la Prostitución de la Knesset, impondría una multa de NIS 1.500 (US$ 420) a los “clientes”. Los clientes atrapados por segunda vez en tres años recibirían una multa del doble. Los infractores tendrían la opción de pagar la multa, apelarla o solicitar ser juzgados en la corte. El texto del proyecto de ley otorga al tribunal la autoridad para aumentar la multa a hasta NIS 14,400 (US$ 4000) si se determina que es culpable. Aunque el proxenetismo, el tráfico sexual y la posesión y administración de un burdel son punibles según la ley israelí, la prostitución en sí misma sigue siendo legal. “Hoy estamos enviando el mensaje de que el tráfico de mujeres y la compra de servicios de prostitución están fuera de los límites”, dijo Shaked al subcomité. “Usar servicios de prostitución es moralmente incorrecto, ofensivo y objetiviza los cuerpos de las mujeres”. También dijo que la legislación era parte de un plan más amplio del gobierno -que presentaría a los legisladores a finales de este año-, y que incluirá programas de rehabilitación tanto para las trabajadoras sexuales como para sus clientes. Si se aprueba, la ley de Shaked entraría en vigencia durante un período de prueba de cinco años, durante el cual las autoridades estudiarían su efectividad. En 2016, el Ministerio de Bienestar Social estimó que había entre 11420 y 12730 trabajadoras sexuales en Israel, y que la prostitución mueve alrededor de NIS 1200 millones (US$ 318 millones) por año. Según ese informe, el 71 por ciento de las prostitutas afirmaron que comenzaron a hacerlo debido a la desesperación financiera, y el 76 por ciento que abandonaría la prostitución si pudiera. Suecia introdujo el castigo a los clientes de prostitución en 1999, y desde entonces ha sido adoptado por Noruega, Islandia, Canadá, Francia e Irlanda del Norte, y exige que los consumidores paguen una multa o que se enfrenten a seis meses de cárcel. Respondiendo a la aparente contradicción de que sea ilegal comprar sexo, pero no ofrecerlo, en Suecia sostienen que la prostitución es esencialmente un acto de explotación y violencia por parte de los clientes, quienes tienen una posición de poder y por lo tanto deben cargar con el peso de la pena.
La ministra de Justicia de Israel, Ayelet Shaked, presentó un proyecto de ley que impondría multas a los clientes de prostitutas, después de casi una década de esfuerzos de legisladoras para criminalizar la compra de servicios sexuales en Israel
El proyecto auspiciado por el gobierno, presentado por Shaked al Subcomité de Combate al Tráfico de Mujeres y a la Prostitución de la Knesset, impondría una multa de NIS 1.500 (US$ 420) a los “clientes”. Los clientes atrapados por segunda vez en tres años recibirían una multa del doble. Los infractores tendrían la opción de pagar la multa, apelarla o solicitar ser juzgados en la corte. El texto del proyecto de ley otorga al tribunal la autoridad para aumentar la multa a hasta NIS 14,400 (US$ 4000) si se determina que es culpable. Aunque el proxenetismo, el tráfico sexual y la posesión y administración de un burdel son punibles según la ley israelí, la prostitución en sí misma sigue siendo legal. “Hoy estamos enviando el mensaje de que el tráfico de mujeres y la compra de servicios de prostitución están fuera de los límites”, dijo Shaked al subcomité. “Usar servicios de prostitución es moralmente incorrecto, ofensivo y objetiviza los cuerpos de las mujeres”. También dijo que la legislación era parte de un plan más amplio del gobierno -que presentaría a los legisladores a finales de este año-, y que incluirá programas de rehabilitación tanto para las trabajadoras sexuales como para sus clientes. Si se aprueba, la ley de Shaked entraría en vigencia durante un período de prueba de cinco años, durante el cual las autoridades estudiarían su efectividad. En 2016, el Ministerio de Bienestar Social estimó que había entre 11420 y 12730 trabajadoras sexuales en Israel, y que la prostitución mueve alrededor de NIS 1200 millones (US$ 318 millones) por año. Según ese informe, el 71 por ciento de las prostitutas afirmaron que comenzaron a hacerlo debido a la desesperación financiera, y el 76 por ciento que abandonaría la prostitución si pudiera. Suecia introdujo el castigo a los clientes de prostitución en 1999, y desde entonces ha sido adoptado por Noruega, Islandia, Canadá, Francia e Irlanda del Norte, y exige que los consumidores paguen una multa o que se enfrenten a seis meses de cárcel. Respondiendo a la aparente contradicción de que sea ilegal comprar sexo, pero no ofrecerlo, en Suecia sostienen que la prostitución es esencialmente un acto de explotación y violencia por parte de los clientes, quienes tienen una posición de poder y por lo tanto deben cargar con el peso de la pena.