La casi desconocida historia de Franceska Mann y su postrer acto de valentía antes de entrar a la cámara de gas en Auschwitz
Josef Schillinger era un carnicero como cualquier otro, hasta que en 1939 decidió cambiar de carrera sin alejarse demasiado de su vocación inicial. Así es como se alistó en las SS y fue enviado a Auschwitz. Allí trabajó en la cocina en Birkenau, y más estuvo a cargo de los judíos que llegaban en tren y eran enviados a las cámaras de gas. Los pocos testigos sobrevivientes describían a Schillinger como “un sádico”, y en calidad de tal fue mencionado en uno de los testimonios en el juicio de Adolf Eichmann en Israel. El 23 de octubre de 1943 parecía un día más en la sádica rutina de Schillinger. Ese día, llegó un tren a Auschwitz con 1800 presos en el campo de Bergen-Belsen en Alemania, a quienes los nazis habían hecho creer que estaban en camino a la libertad como parte de un intercambio por prisioneros de guerra alemanes supuestamente organizado por los aliados.
Los alemanes les hicieron creer que Auschwitz era simplemente una escala en el camino a Suiza, pero las mujeres del grupo pronto se vieron conducidas a las cámaras de gas. Entre ellas se encontraba Franceska Mann (Rosenberg-Manheimer), una bailarina de ballet polaca que tenía 26 años en ese momento, considerada una de las bailarinas de ballet más bellas y prometedoras de su generación en Polonia, tanto en el repertorio de danza clásica como en la moderna. Y allí todo cambió para Schillinger, en el momento en que ordenó a Mann desnudarse junto con las otras mujeres, antes de entrar a las “duchas” (las cámaras de gas). Según una versión de los acontecimientos, Mann se desnudó lentamente, usando movimientos de baile seductores. Primero se levantó la falda. Luego se quitó la blusa y se apoyó contra un poste para quitarse los tacones.
Los SS no sabían cómo reaccionar. Mann explotó su confusión, se quitó un zapato y se lo lanzó con fuerza a uno de ellos, golpeándolo en la frente; El soldado comenzó a sangrar y cayó.
Mann saltó sobre él, le quitó el arma y lo mató a tiros. Otros dos nazis resultaron heridos por los disparos.
Otra versión dice que el oficial nazi parado frente a Mann (Schillinger) le ordenó que se desnudara por completo. Cuando ella se negó a quitarse la ropa interior, él le gritó.
En respuesta, Franceska se quitó el sostén, se lo arrojó a la cara y saltó sobre él. En el caos que siguió, logró tomar su pistola y dispararle.
Las otras mujeres que estaban a punto de entrar a las cámaras de gas también atacaron a los hombres que las rodeaban. Según una versión, el comandante del campo, Rudolf Höss, tuvo que ser convocado a la escena.
En cualquier caso, el destino de las mujeres estaba sellado; muchas fueron asesinadas a tiros en el acto y el resto en las cámaras de gas.https://www.youtube.com/watch?v=hoR9J29KFZ0
Sesenta y seis años después, son pocas las personas que han oído hablar de Mann, a pesar de que fácilmente podría haberse convertido en héroe y símbolo.
Para subsanar el olvido, el Ballet de Jerusalén estrenó en el Centro Suzanne Dellal de Tel Aviv una obra en su memoria: “Memento – La última danza de Franceska Mann en Auschwitz“, creada por la coreógrafa Nadya Timofeyeva.
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