El 5 de julio de 1247, el Papa Inocencio IV promulga una bula refutando los libelos de sangre, y la distribuye por toda Alemania y Francia
En esta fecha de 1247, el Papa Inocencio IV promulga en Lyon una bula dirigida a los dignatarios de la Iglesia de Francia y Alemania en la que, por primera vez, se refutan en oficial las infundadas y malévolas imputaciones contra los judíos.
“Algunos clérigos, príncipes, nobles y grandes señores de vuestras diócesis han falsamente ideado planes impíos contra los judíos, privándolos injustamente y por la fuerza de sus bienes y apropiándose de ellos; los acusan falsamente de dividirse entre ellos en Pascua el corazón de un muchacho asesinado.
Los cristianos creen que la Ley de los judíos se lo prescribe, mientras que en su Ley se ordena exactamente lo contrario. Por su malicia, atribuyen cada asesinato, dondequiera que ocurra, a los judíos.
Y en base a estas y otras invenciones, se llenan de rabia contra ellos, les roban sus posesiones, sin acusación formal, sin confesión y sin juicio legal y condena.
Contrariamente a los privilegios que se les concedieron graciosamente desde la cátedra apostólica, y en oposición a Dios y su justicia,oprimen a los judíos con el hambre, el encarcelamiento y otras torturas y sufrimientos; los afligen con todo tipo de castigos,
A veces incluso los condenan a muerte, de modo que los judíos, aunque viven bajo los cristianos, se encuentran en una situación peor que sus antepasados en Egipto bajo los faraones …
Ya que es nuestra voluntad que no se les afija, ordenamos que os comportéis con ellos de manera amistosa y amable. Siempre que tengan conocimiento de cualquier ataque injusto contra ellos, curen sus heridas y no permitan que en el futuro sean visitados por tribulaciones similares“.
Pero el antisemitismo y la fe en los libelos de sangre eran una parte tan importante de la cultura europea que la bula del Papa fue ignorada.