El 28 de octubre de 1965, el Papa Paulo VI promulga Nostra Aetate, la encíclica que inicia el cambio en la relación de la Iglesia Católica con las religiones no cristianas
En esta fecha de 1965, el Papa Pablo VI promulga la declaración Nostra Aetate (“En nuestro tiempo”) sobre la relación de la Iglesia Católica a religiones no cristianas.
Además de acercarse a musulmantes, budistas, hindúes y otros grupos religiosos, Nostra Aetate enfatizó que de “lo que sucedió en la pasión [de Cristo] no pueden ser acusados sion distinción todos los judíos entonces vivos, ni los judíos de hoy. Aunque la Iglesia es el nuevo pueblo de Dios, los judíos no deben ser presentados como rechazados o malditos por Dios, como si eso indicaran las Sagradas Escrituras“.
La declaración reescribía así siglos de enseñanza católica, que anteriormente había sostenido que los judíos eran “los malditos de Dios”.
Nostra Aetate fue aprobada por 2.221 a 88 por los obispos reunidos en el Concilio Vaticano II.
Los oponentes incluían a eclesiásticos del Medio Oriente, que “no hubieran podido siquiera regresar a sus casas” si no hubieran votado en contra, según declaró luego un obispo egipcio.
“Este sagrado sínodo quiere fomentar y recomendar esa mutua comprensión y respeto que es fruto, sobre todo, de estudios bíblicos y teológicos, así como del diálogo fraterno”
– Nostra Aetate