El 17 de diciembre de 1942, se emite la “Declaración de los Aliados sobre la Persecución de los Judíos”, primer condena conjunta de la persecución de los judíos por los nazis
La “Declaración Conjunta de los Miembros de las Naciones Unidas” sobre la persecución de los judíos fue una declaración emitida el 17 de diciembre de 1942 por los gobiernos estadounidense y británico en nombre de las Potencias Aliadas. En él, describen el Holocausto en curso en la Europa ocupada por los nazis.
Se hizo en respuesta a una nota de 16 páginas dirigida a los gobiernos aliados el 10 de diciembre por el ministro de Relaciones Exteriores del gobierno polaco en el exilio, el conde Edward Raczynski, titulada “El exterminio masivo de los judíos en la Polonia ocupada por los alemanes”.
La declaración fue leída ante la Cámara de los Comunes británica en un discurso del secretario de Relaciones Exteriores, Anthony Eden, y publicada en la portada del New York Times y muchos otros periódicos:
“A la atención de los Gobiernos de Bélgica, Checoslovaquia, Grecia, Luxemburgo, los Países Bajos, Noruega, Polonia, los Estados Unidos de América, el Reino Unido de Gran Bretaña e Irlanda del Norte, la Unión de Repúblicas Socialistas Soviéticas y Yugoslavia y de la República Nacional Francesa.
La atención del Comité ha sido atraída por numerosos informes de Europa de que las autoridades alemanas, no contentas con negar a las personas de raza judía los derechos humanos más elementales en todos los territorios sobre los que se ha aplicado su bárbara regla 608, ahora están llevando a la realidad la repetida intención de Hitler de exterminar al pueblo judío en Europa.
Desde todos los países ocupados, los judíos están siendo transportados, en condiciones de terrible horror y brutalidad, a Europa del Este.
En Polonia, que se ha convertido en el principal matadero nazi, los guetos establecidos por los invasores alemanes están siendo vaciados sistemáticamente de todos los judíos excepto de unos pocos trabajadores altamente calificados necesarios para las industrias de guerra.
No se vuelve a saber de ninguno de los que se llevaron. Los que tienen cuerpos capaces son llevados lentamente hacia la muerte en campos de trabajo.
Los enfermos son dejados morir de frío y hambre o son masacrados deliberadamente en ejecuciones masivas.
El número de víctimas de estas crueldades sangrientas se calcula en muchos cientos de miles de hombres, mujeres y niños completamente inocentes.
Los Gobiernos antes mencionados y el Comité Nacional Francés condenan en los términos más enérgicos esta política bestial de exterminio a sangre fría.
Declaran que tales hechos solo pueden fortalecer la resolución de todos los pueblos amantes de la libertad de derrocar la bárbara tiranía hitleriana.
Reafirman su solemne resolución de asegurar que los responsables de estos crímenes no escapen a su retribución, y de avanzar con las medidas prácticas necesarias para tal fin”.