En esta habitación dormían Otto y Edith Frank y su hija Margot…
“Mamá y Margot han compartido tres camisetas durante todo el invierno, y las mías son tan pequeñas que ya no me llegan ni al ombligo“.
Ana Frank, 2 de mayo de 1943
En esta habitación dormían Otto y Edith Frank y su hija Margot. En Ia pared de Ia derecha hay un mapa de Normandía en el que Otto Frank fue marcando el avance de las tropas aliadas tras el desembarco.
Al lado aparecen unas rayas trazadas a lápiz, que indican el crecimiento de Ana y Margot durante su estancia en el escondite.
“Ha llegado el “día D” ha dicho a las doce del mediodía Ia radio inglesa. ¡La invasión ha comenzado! En la costa francesa han aterrizado? paracaidistas ingleses. ¡La Casa de atrás, conmocionada!. ¿Habrá llegado finalmente la liberación tan ansiada?”.
Ana Frank, 6 de junio de 1944
Habitación de Ana Frank y Fritz Pfeffer
“La pequeña habitación de Margot y mía,sin nada en las paredes, tenía hasta ahora un aspecto bastante desolador.
Gracias a papá, que ya antes había traído toda mi colección de tarjetas, postales y mis fotos de estrellas de cine, pude decorar con ellas una pared entera, pegando/as con cola. Ha quedado muy, muy bonito, por lo que ahora parece mucho más alegre“.
Ana Frank, 11 de julio de 1942
Esta es la habitación de Ana Frank y Fritz Pfeffer. Ana solía sentarse aquí frente a un pequeño escritorio para escribir en su diario.
En las paredes había pegado toda clase de imágenes para alegrar su habitación.
En la pared de la izquierda se aprecian, entre otras, tarjetas postales de la familia real holandesa y de las entonces princesas Isabel y Margarita de lng|aterra.
Junto a la ventana hay un cartel publicitario de Opekta, la empresa de Otto Frank.
Cuarto de aseo
“Margot y mamá están nerviosas. ¡Chis, pap’a! ¡Silencio, Otto! ¡Vente ya, que no puedes dejar correr el agua! ¡No hagas ruido al andar! Así son las distintas exclamaciones dirigidas a papá en el cuarto de baño. A las ocho y media en punto tiene que estar de vuelta en Ia habitación. Ni una gota de agua, no usar el retrete, no andar, silencio absoluto“.
Ana Frank, libro de cuentos, 6 de agosto de 1943
Durante el día, los escondidos debían utilizar lo menos posible el retrete y el lavabo. Las tuberías del agua y del desagüe pasaban por la pared del almacén, donde trabajaban personas que no sabían que en el edificio había gente escondida.
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