En excavaciones en Israel se descubrió una pequeña jarra del 1100 aec que podría llevar la inscripción “Jerobaal”, primer hallazgo de un nombre del Libro de los Jueces en un artefacto de la misma época
Escrita hace 3,100 años, durante la era de los Jueces bíblicos, se trata de una inscripción de cinco letras extremadamente rara.
Fue descubierta en las colinas de Judea y podría ser el eslabón perdido en la evolución de la escritura alfabética temprana (también conocida como cananea) utilizada durante los siglos XII-X aec.
Si es correcta la interpretación, esta sería la primera evidencia contundente de un nombre presente en la historia bíblica de los jueces que se encuentra en un artefacto del mismo período. El nombre Jerobaal se encuentra en Jueces 6:32: “Por tanto, aquel día Gedeón fue llamado Jerobaal, es decir, ‘que Baal contienda contra él’, porque había derribado su altar“
La inscripción acaba de publicarse en el Jerusalem Journal of Archaeology (JJAR), una nueva publicación académica online de acceso libre.
La cerámica pintada está fechada por los arqueólogos en 1100 aec, por lo que sería anterior a la formación de la monarquía bíblica.
La inscripción fue escrita en escritura alfabética/cananea temprana, evidencia de la cual se ha encontrado en todo Egipto y el Levante.
Los primeros hallazgos de escritura paleohebrea datan, en cambio, de mucho más tarde, alrededor del siglo IX aec.
Según un equipo interinstitucional de arqueólogos y epigrafistas, la inscripción parcial, pintada en tres trozos de cerámica pertenecientes a una pequeña vasija que se encontró incompleta, se lee más lógicamente como “Jerubaal” o “Yeruba’al”, que era el apodo del juez bíblico. Gedeón, hijo de Joás, activo en el norte de la Tierra de Israel durante esta era.
La inscripción se une a las pocas otras de un período de tiempo similar que se encontraron en la Tierra de Israel. Una de las primeras fue la descubierta en la década de 1970 en Izbet-Sarta, los descubrimiento de inscripciones de los siglos XII-X a.C.comenzaron a acumularse en los últimos 15 años, en lugares como Tell eṣ-Ṣafi, Khirbet Qeiyafa, Jerusalén y Lajish.
Según los arqueólogos, la inscripción recién descubierta es un “puente textual”, una especie de “eslabón perdido” de la transición de la cultura cananea a la israelita y judahita (de los reinos de Israel y Judea, respectivamente)..
Durante décadas, prácticamente no hubo inscripciones de esta época y región. Hasta el punto de que ni siquiera se estaba seguro de cómo era el alfabeto en ese momento. Había una brecha.
Algunos incluso argumentaron que el alfabeto era desconocido en la región, que no había escribas y que, por lo tanto, la Biblia debió haber sido escrita mucho más tarde.
Este tipo de inscripciones todavía son raras, pero poco a poco se está llenando el vacío; no solo documentan la evolución del alfabeto, sino que muestran que, de hecho, hubo continuidad en la cultura, el idioma y las tradiciones.
Las implicaciones para la comprensión de la historia bíblica son enormes, y contradicen algunas de las teorías sobre la redacción de la Biblia con más seguidores actualmente.
La inscripción fue descubierta en el sitio de Khirbet el Rai, ubicado entre Kiriat Gat y Lajish, a unos 70 kilómetros al suroeste de Jerusalén.
El sitio incluye grandes estructuras de los siglos XII, XI y X aec, o sea de los días de los Jueces y del rey David.
Entre entre los viñedos de la zona, las excavaciones encontraron un asentamiento de la era filistea -de los siglos XII al XI aec- enterrado bajo un asentamiento rural de principios del siglo X aec, considerado en gran parte la era davídica.
Entre los hallazgos se encuentran enormes estructuras de piedra y objetos típicos de los filisteos, incluida cerámica depositadas en los cimientos, que eran ofrendas para la buena fortuna colocadas debajo del piso de las edificaciones.
La inscripción con el nombre de Jerobaal se encontró en uno de los 20 silos de almacenamiento descubiertos en el sitio.
La composición de la tinta aún no se conoce específicamente, pero probablemente esté hecha de ceniza negra y óxido de hierro, una fórmula típica de la época y que se y se encuentra en recipientes pintados contemporáneos similares.
Obviamente, que el nombre del propietario del recipiente sea Jerobaal, no significa que se trate del bíblico Gideon ben Yoash, alias Jerobaal.
Pero para los especialistas, eso no es lo relevante del hallazgo. Para ellos, lo que es aún más importante es haber encontrado el “eslabón perdido” en la escritura cananea.
La inscripción es parcial, pero la palabra “ba’al” se puede leer claramente en ella, un nombre algo común en relatos de la Biblia que podrían haber tenido lugar durante los siglos XI-X. aec.
El uso de “ba’al” se puede vincular tanto al dios guerrero pagano, como al apelativo “Señor” dirigido al dios de Israel.
Algunas teorías plantean que, a medida que los pueblos de la región comenzaron a adorar más al dios israelita en los siglos siguientes, el horizonte onomástico volvió a cambiar para incluir “yahu”, el dios israelita, en lugar de “ba’al”, con nombres como Yirmiyahu (Jeremías) y Eliyahu (Elías).