El kabalat shabat es el momento central del shabat para la mayoría de los judíos. Pero el shabat sigue al otro día…
El sábado por la mañana, es tradicionalmente un momento en que la gente va a la sinagoga.
El punto central de la ceremonia es la lectura de la porción de la Torá (los cinco primeros libros de la Biblia) correspondiente a esa semana (la “parashá”), con el objetivo -entre otros- de hacernos re-vivir la revelación en el monte Sinaí.
En todas las sinagogas del mundo se lee la misma parashá. Luego de la lectura de la Torá, se lee la haftará, que es una porción de alguna de las otras secciones de la Biblia que tiene relación con la parashá de la semana.
La Biblia (Tanaj, en hebreo) se divide en tres partes: la Torá, Neviim (los profetas) y Ketubim (el resto de los libros de la Biblia hebrea).
Fue en el Sinaí que los antiguos israelitas entraron en una relación con Dios determinada por el pacto con Él mientras atravesaban el desierto.
El Sinaí fue un momento crucial para los israelitas, que marcó su transformación de pueblo de esclavos en nación libre.
Vamos a la sinagoga para rezar, para compartir con familia y amigos, y para celebrar las alegrías de la comunidad.
Sábado por la tarde: la havdalá
El shabat comienza con el encendido de las velas, y también termina con una ceremonia que involucra a la luz.
Es un momento agridulce, envuelto en el misterio del paso de la luz a la oscuridad y en algo de melancolía por “dejar ir” el shabat.
Este breve ritual marca el fin del shabat y nos ayuda en la transición hacia el retorno a los días de nuestras obligaciones cotidianas.
La havdalá tiene lugar cuando se pone el sol, unas 25 horas después de haber encendido las velas de shabat el viernes por la noche.
Esta deliciosa y sencilla ceremonia incluye vino, una velas entretejidas especiales, y especies aromáticas. El ritual es una casi sensual experiencia de encantadoras luces y dulces aromas.
La ceremonia de la havdalá comienza con una canción que invita al profeta Elías -quien anunciará la venida del Mesías, según la tradición judía- entre nosotros.
Se continúa con un párrafo tomado de los Salmos que habla de Dios como fuente de redención, seguido de cuatro breves bendiciones.
La primera bendición se dice sobre el vino. La segunda sobre especias, un recordatorio de la dulce fragancia del shabat y una manera de revivir el alma, que ha sido disminuida como resultado de la partida del shabat.
Se continúa con una bendición dicha sobre una vela entrelazada de múltiples mechas, que reconoce al creador de la llama.
La vela refleja el entrelazamiento del día de reposo con el resto de los días de la semana.
Finalmente, se dice una bendición alabando a Dios por ayudarnos a distinguir entre varias cosas en nuestras vidas, particularmente lo santo y lo secular.
Se bebe el vino y luego la vela se apaga en el vino. La gente se desea “buena semana” y luego vuelven a sus actividades diarias, que han pospuesto por el shabat.
Oneg shabat
La celebración del sábado culmina en algunas partes de Israel con lo que ha dado en llamarse Oneg Shabat, una “introducción laica” a la havdalá.
Consiste el Oneg Shabat en una ceremonia instituida hace años por iniciativa de Jaim Najman Bialik.
Unas horas antes de la puesta del sol, suele congregarse la multitud en lugares públicos, donde adquiere carácter de comunión popular la despedida del sábado.
La gente se entretiene entonando canciones, escuchando conferencias, haciendo música, conversando amablemente, etc. hasta el momento de celebrar la havdalá, es decir, hasta la bora en que el shabat llega a su fin.
La palabra oneg significa en hebreo placer, delicia, regocijo. Proviene su uso de la denominación que dio al shabat el profeta Isaías (58:13): “vecarata leshabat oneg’ (“y llamarás al shabat delicia”).
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