Una serie de costumbres de valor simbólico, especialmente las relacionadas con la comida del seder, forman de las importantes lecciones que se enseñan durante la celebración de la Pascua.
Bedikat Jametz (búsqueda de productos con levadura)
No solo hay, entonces, un mandamiento de comer matzá durante la Pascua, también hay otro para eliminar del hogar todos los productos que contienen granos leudados (los productos con levadura se llaman “jametz”).
Hay un rito realizado la noche antes de la Pascua, llamado bedikat jametz, “en busca de granos leudados”. Después de haber limpiado toda la casa y desechado el jametz, vamos por la casa a oscuras con una vela (o una linterna) con una pluma usada como plumero, y una cuchara de madera para recoger los últimos trozoss simbólicos de jametz.
Luego quemamos las migas, la pluma y la cuchara de madera a la mañana siguiente. En muchas familias se echa al fuego el lulav de la última celebración de Sucot, con el fin de conectar una celebración con la otra.
De todos modos, la práctica entre la mayoría de los judíos contemporáneos es poner todo el jametz en una habitación o en un armario y luego mantener la puerta cerrada durante toda la duración de la Pascua, como si ese lugar no formara parte de la casa.
AYUDA A LOS POBRES
Mientras las familias se afanan por poner sus moradas en condiciones dignas de recibir la magna festividad, las comunidades se preocupan por procurar lo necesario para la celebración de la fiesta a los indigentes, que debido a las persecuciones y restricciones de orden económico, abundaban en las juderias.
En la noche de Pésaj y durante los ocho dias que dura la fiesta nada puede faltar en la casa judía. No tan sólo los panes ázimos, sino tampoco los otros implementos del Séder, entre ellos el vino, ni nada de lo necesario para preparar los tradicionales manjares de la fiesta.
La comunidad se preocupa también por los viandantes judíos, por los encarcelados, cuando los hubiera, por los soldados que prestan servicio en las fuerzas acantonadas en la ciudad y sus alrededores. No queda nadie sin los beneficios que se acuerdan a todos sin excepción, a todo aquel que necesita ayuda.
Para proveer los fondos necesarios, se realizan anualmente colectas bajo el modesto nombre de “Dinero para trigo” (Maot Jitim), con los que se proporciona también a los necesitados, así como a sus hijos, las ropas de fiesta. A ese peculio contribuyen todos sin excepción, ricos y pobres; en algunos casos hasta los que reciben la ayuda de la comunidad aportan su óbolo.