Dos ejemplos significativos del lugar del shabat en la literatura judía…
Son particularmente significativos los trabajos que publicaron al respecto dos figuras eminentes de la cultura judía de nuestro tiempo: Jaim Najman Biálik y ]aim Grinberg.
La lectura de esos trabajos, siquiera sea en apretada síntesis, ilustra ampliamente sobre la esencia del espíritu sabático.
Prosa que se convierte en poesía
“El sábado es uno de los siete días de la semana -afirma Biálik- pero ese día cobra de pronto una característica nueva distinta: quienes lo celebran experimentan una mutación interior.
Visto desde fuera, adquiere una luz diferente. El sábado encierra uno de los fundamentos de la prosa que se convierte en poesía,,, el hombre expresa algo que de súbito transforma a su ” propio contenido en poesía”.
La poesía crea una atmósfera distinta -dice luego Biálik-, que nada tiene de común con la prosa. Del mismo modo, la festividad no consiste en un día cualquiera que alcanzó mayor perfección, sino en “un día completamente diferente”.
Ese secreto se le ha revelado a Israel plenamente: es el secreto de la santificación de las cosas, la santificación de la vida.
Ese misterioso secreto trascendió de nuestro pueblo para pasar al patrimonio de la cultura humana universal. Algo análogo es lo que acontece con este pequeño territorio
denominado Eretz. Israel, el cual ha llegado a ser santo no solamente para nosotros los judíos, sino para todos los pueblos civilizados.
El mismo arcano preside la santidad del día sábado, instituido por el pueblo judío. Cierto es que también otros pueblos tienen su día de descanso, pero sin lograr elevarlo a la jerarquía de santidad.
Es de esta manera cómo pudo esta pequeña franja de tierra resguardar su santidad. Y nuestro pueblo en el transcurso de sus años de destierro, también supo conservar
hábilmente esa santidad secreta.
Cierto es que la santificación de la vida fue uno de nuestros propósitos hasta en los días más ordinarios de nuestra diáspora, bien que no siempre conscientemente.
¿No es acaso también una maravilla que en medio de los desventurados días del Galut hayamos logrado producir figuras de gran talla, y hasta santos?
En medio de las mayores dificultades púdose crear santas figuras, ejemplares sublimes que cuidaran de la pureza de la vida judía.
El gran poeta judío observa por último -que no debemos olvidar nunca que el derecho y el privilegio de santificar la vida lo hemos conquistado a base de inmensas penurias; cuidémonos, pues, de echarlo a menos.
A veces parecería que nos olvidamos de ese privilegio y, lo que es peor aún, que hemos desechado ese momento de elevación en nuestros actos.
Diferencias entre el shabat y el domingo
Recuérdese a propósito que César Tiempo publicó un libro de poemas titulado “Sabadomingo”, después de dar a la estampa su “Libro para la pausa del sábado”, que empieza con los versos siguientes:
“Celebra el día con alegres manos
como si bendijeras lo que tocas:
hoy habla Dios-por nuestras pobres
bocas
y en la fiesta común somos
hermanos.
Mi corazón no tiene otro presente
para el sábado que estas aleluyas
de pecho ardido. Tómalas, son tuyas.
Vamos a izarlas silenciosamente“.
Son famosos también los versos en que exalta el “Sábado nuestro, ruta del festivo reposo”, el Sabation porteño, el nacimiento del sábado “sobre los tejados del viernes”, el
Sábado “la esposa bienamada y perfecta”, y muchos otros.
Cabe recordar asimismo el poema de Carlos M. Grünberg titulado “Shabat”; dicen así algunos de sus versos:
“Este shabat es aquel
que santifica el adepto;
es el día de precepto
del linaje de Israel.
Jehová sacó el universo
de la nada -su alacena-
en días ~media docena-,
pero, eso sí, con esfuerzo;
y automisericordioso,
remató aquellos activos
seis dias extenuativos
con un día de reposo.
Al igual que el cristianismo
del judaísmo, el actual
descanso dominical
proviene del sabatismo.
Y Dios es, si el terminajo
no sobresalta o consterna,
el ‘barba’ de la moderna
Legislación del Trabajo“.
Otros trabajos literarios e históricos sobre el shabat
Son muchos los trabajos literarios e históricos a que puede recurrirse para ilustrarse sobre el shabat. En primer término, la Biblia y las exégesis de los sabios judíos; integran en buena parte un libro famoso: Sefer Hashabat (El Libro del Sábado).
Uno de los mejores cuentos de Mléndele Moijer Sfórim, “abuelo” de la literatura en ídish, se titula “Sabado”, y describe bellamente el advenimiento de la Princesa Shabat en
las callejuelas de Kabtzansk, donde brillan las velas prendidas en su honor, a través de todas las ventanas.
“Sbabat” se titula el cuento que da título a un libro de relatos de I. Opatoshu, que tradujo al castellano Luis Kardúner.
“Un shabat perturbado” es el título de un cuento admirable de I. L. Péretz, que forma parte de su libro “Adán y Eva”, en versión española de S. Resnick.
El Cap. V de la novela “Jedva y yo”, de Aarón Mégued describe prolijamente el advenimiento del sábado en Israel.
Es particularmente digno de reflexión el capítulo que dedica al tema del shabat, en su libro “Hombres e ideas” el ilustre pensador Jaim Grinberg. Y no lo es menos la serie de observaciones que formula Mordejai M. Kaplán, en su obra “La civilización de Israel en la vida moderna”, sobre la influencia espiritual del sábado, en que subraya que los judíos necesitan. hoy más que nunca del espíritu sabático.
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