Esta fiesta popular de los judíos de Marruecos, celebrada el primer día después de Pesaj, tiene cada vez más adeptos fuera de esa comunidad…
La Mimouna (o mimuna) es una fiesta popular que se celebra entre los judíos del norte de África y particularmente de Marruecos después del séptimo día de Pesaj, y consiste en celebrar la cocción de la primera masa horneada con levadura al final de la Pascua judía.
En la actualidad, ha devenido una gran celebración de la amistad y la hospitalidad, más allá de sus aspectos religiosos.
Como todas las fiestas judías, la Mimouna comienza cuando se ve la primera estrella y termina al atardecer del día siguiente.
Esta tradición marca la ruptura con Pesaj, durante la cual los judíos comían solo en casa para reducir el riesgo de consumir inadvertidamente jametz.
Al abrir de par en par las puertas de sus casas por la noche y dar la bienvenida a los vecinos, era una manera de significar que ese aislamiento era solo el resultado del respeto por la religión y no de un conflicto o rencor hacia ellos.
También existía una tradición muy hermosa en Marruecos: el primer pan que entraba en la casa después de Pesaj era ofrecido por los vecinos musulmanes, que se lo llevaban en persona a sus vecinos judíos.
Aunque la práctica sólo comenzó a registrarse a mediados del siglo XVIII, su origen y etimología son antiguas.
Una de las teorías, es que el nombre “Mimouna” proviene de “Rabí Maimón ben Iosef” (padre de Maimónides), por lo que “Mimouna” podría ser una manera de recordar la fecha de su nacimiento o muerte.
También podría derivar de la palabra hebrea “emuna” (“fe”) o “ma’amin” (“yo creo”), al celebrar la fe en la redención de Israel.
En la misma línea, también podría tratarse de una adaptación árabe de la frase Ani ma’amin (“yo creo”), la expresión clásica de fe en la venida del Mesías, quizás un saludo intercambiado para levantar el ánimo ante otro Pesaj que había llegado y se había ido sin el tan esperado regreso a Jerusalén.
Otros dicen que Mimouna se deriva de la palabra árabe que significa riqueza y buena fortuna (literalmente, “protegido por Dios”, ma’amoun). Dado que la Pascua es el comienzo del nuevo año agrícola, cuando el mundo es juzgado por Dios, es un momento para orar por cosechas abundantes, símbolo de prosperidad general.
O quizás incluso de “maná”, el alimento que Dios proporcionó a los israelitas en el desierto.
La asociación entre fé y prosperidad se ve reflejada en la costumbre de aprovechar la celebración para “enganchar” a los solteros y para desear muchos hijos a las parejas.
La Mimouna celebra tanto la redención de la esclavitud en Egipto como la fe en la futura redención mesiánica resumida en la frase “en Nisan (el mes en el que cae la Pascua), los judíos fueron redimidos y en Nisan serán redimidos en el futuro”.
Fue en el cruce del Mar Rojo, en el último día de Pesaj, cuando la nación de Israel entera fue testigo del poder de Dios, una experiencia que fortaleció su fe: “Y vio Israel la gran obra que el SEÑOR había hecho sobre los egipcios, y el pueblo temió al SEÑOR; y creyeron en el SEÑOR y en su siervo Moisés” (Éxodo 14:31).
Cuando terminaba Pesaj sin que llegue la redención, los judíos marroquíes reafirmaban su fe en ella, en base al dicho de los Sabios: ‘Incluso si se demora, la esperaré todos los días”.
Tradiciones de la Mimouna
La celebración comienza después del anochecer del último día de Pesaj. En Marruecos, las congregaciones judías solían caminar esa tarde hasta algún huerto cercano para recitar el “Birkat Ha’Ilanot”, y después de la conclusión de Pesaj, recitaban pasajes del Libro de Proverbios y de la Mishná.
Los judíos marroquíes y argelinos abren sus casas a los visitantes. Las mujeres visten sus ropas más elegantes, las niñas de blanco y los niños vestimentas tradicionales de los bereberes y los árabes, que compartían la celebración y proporcionaban a los judíos flores, leche, mantequilla, miel, trigo y otros productos.
Las mesas del comedor, con manteles blancos, se decoran con flores, espigas de trigo y, a veces, peces vivos en cuencos (simbolizando el nacimiento y la fertilidad).
La mesa también se decora con otros símbolos de suerte y fertilidad, con énfasis en el número “5”, como cinco piezas de joyería de oro o cinco frijoles dispuestos en una hoja de hojaldre.
La repetición del número cinco hace referencia al hamsa -la “manito” con sus cinco dedos- común en las comunidades judías y musulmanas del norte de África y del Medio Oriente desde tiempos premodernos. Por lo general, a todos los asistentes a una celebración de Mimouna se les salpica con una ramita de menta -u otra hoja verde- bañada en leche, que simboliza la buena fortuna y los nuevos comienzos
Se escondían anillos de oro en un cuenco que contenía harina, sugiriendo las esperadas riqueza o bendiciones.
El punto de encuentro es la mesa, adornada con un mantel blanco, decorada con flores y espigas de trigo y que ofrece platos simbólicos: leche, mantequilla, harina, huevos, miel, frutas, avellanas, tortas, dulces.
La comida que se sirve se basa en lácteos, dulces (de mazapán o en base a frutos secos), huevos, avellanas, habas y platos a base de harina.
El cuscús no puede faltar, pero las estrellas de la mesa son las mufletas, una especie de panqueques que se come caliente con mantequilla y miel en el centro.
A veces se sirven berenjenas confitadas, algo que sabe mucho mejor de lo que suena.
Todo acompañado de cantos, bailes y visitas a amigos y familiares.Es tradición que los hombres y mujeres solter@s reciban una bendición para que se casen durante el siguiente año.
Las celebraciones continúan tradicionalmente al día siguiente con picnics y salidas a playas, campos y cementerios. Temprano en el día de la Mimouna, puede verse a familias enteras yendo al mar, en donde se salpican en la cara y caminan descalzas en el agua para reproducir la escena del cruce milagroso del Mar Rojo, que se cree que tuvo lugar el último día de Pesaj.
Para el primer shabat después de la Pascua, cuando se anunciaba el próximo comienzo del mes hebreo de Iyar, a veces se hacía una jalá en forma de llave.
Rociada con semillas de sésamo que representaban el maná que comenzó a caer en Iyar (después del Éxodo de Egipto, como se relata en la Torá), esa jalá representa la clave de nuestro sustento, que está en manos de Dios.
Con el correr del tiempo, surgieron numerosas leyendas sobre los actos de salvación que ocurrieron en esta fecha, y la festividad fue llevada por los emigrantes al resto del mundo, sobre todo a Israel.
La tradición de la Mimouna se retomó por primera vez en Israel en 1966, en una reunión de 300 judíos de Fez. En 1968, fueron 5000 los que celebraron.
Hoy en día, se ha convertido en un evento anual muy popular, con fiestas al aire libre, picnics, barbacoas y política: una celebración central en el Parque Sacher de Jerusalén atrae a unas 100.000 personas, por lo general incluidos el presidente y el primer ministro.
La ley israelí exige que los empleadores den el día libre -sin goce de sueldo- por la Mimuna a quien lo solicite. En épocas pre-pandemia, cerca de dos millones de personas en Israel participan en Israel en las festividades.
En las comunidades marroquíes en Israel, por lo general no hay invitaciones formales pero todo el mundo aparece: los anfitriones mantienen una política de puertas abiertas y las familias deambulan de casa en casa, tomando té, comiendo una mufleta, probando otro dulce o dos, para luego ir a la casa siguiente.
A veces, los propietarios de la casa que te recibe ni siquiera están presentes: ya comenzaron hace rato su propio recorrido por las casas de los vecinos.