La “teshuvá” es mucho más que simple arrepentimiento, Aquí te contamos de qué se trata…
El término TESHUVÁ (derivada del verbo hebreo LASHUV, “volver”), suele traducirse como ¨arrepentimiento¨.
Pero la teshuvá implica algo más profundo que arrepentirse. Se trata, en realidad, de volver y rehacer nuestra vida, de una revolución interna que transforma al hombre y lo hace otro.
Es un proceso que tiene lugar en el interior del corazón. Necesita tiempo de maduración, ya que no basta con la idea superficial del ¨me arrepiento¨, sino que exige una identificación plena de todo el ser…
¨Lo que se puede anular o frenar es el castigo, pero no es posible hundir en la nada la esencia misma del acto cometido. La única manera de superarlo es a través de una trascendental modificación de la conducta personal posterior¨ Rabino Iosef Dov Soloveichik ¨
A pesar de que el sonar del shofar en Rosh Hashaná es un decreto Divino, contiene en sí la siguiente sugerencia:
“Vosotros, los que permanecéis sumidos en el sueño, ¡despertad! ¡Hurgad en vuestras acciones, retornad con arrepentimiento y tened presente a vuestro Creador!
Los que olvidáis la verdad, sumergidos en la vanidad, y andáis extraviados todo el año en lo tonto y lo vacío, que no produce beneficio ni salva a ninguno: ¡examinad vuestras almas, mejorad vuestras sendas y vuestros propósitos, abandonando los senderos malos y los pensamientos que no conducen al bien!”
Maimónides, Hiljot teshuvá 3.4
De la mano de la teshuvá viene el JESHBÓN HANEFESH, balance del alma, que es una invitación a rever los caminos de la vida y a autorrenovarse.
Arrepentirse es hacer TESHUVÁ, que no es un bien para D´s sino la posibilidad de remodelar la propia vida.
Es cierto, no hemos elegido nuestro nacimiento. Pero sí podemos elegir revisar críticamente nuestros actos para evaluar, para cambiar, para reeditar el sentido del cotidiano vivir…
Mientras hay vida nada puede ser considerado terminante y determinado y por lo tanto, se puede rehacer minuto a minuto la trama de la existencia.
El año pasado no está pasado, está presente. Porque con él nace la oportunidad de rever nuestro accionar. Revisión que habla de arrepentimiento, de Teshuvá y de la posibilidad de remodelar la propia existencia.
La educación humana que el judaísmo propone desde sus fuentes consiste en asumir la responsabilidad por nuestras acciones. El año nuevo reclama, con el shofar, el despertar y la toma de conciencia que el destino del hombre en este mundo, depende del hombre.
Que todo es viable. Que es el hombre quien debe restaurar la armonía entre su ser y su naturaleza, por su propio bien y por el bien de la Humanidad.
Hay que desprenderse del pasado y no dejarse determinar por él. Este es el sentido de la TESHUVÁ. Pero para que esa libertad pueda acontecer, realmente, en profundidad, es necesario primero asumir ese pasado, conocerlo, responder por él y sólo entonces, también podrá ser superado, porque sólo entonces se sabrá en qué debe ser superado.
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