¿Sientes que no tienes suficiente dinero, que la paz del hogar está en peligro, que tu equipo siempre pierde en el último minuto, que el aumento de sueldo nunca llega? ¿Será que tienes mal de ojo…?
Qué hacer si te sientes estancado en tu vida
Por un momento te detienes, miras a tu alrededor, y sientes que todo está igual, que has perdido el rumbo, y que tus hombros ya no pueden soportar el peso de la mochila que llevas.
La suerte parece más distante que nunca, y da la impresión de que cuanto más la persigues, más se aleja. El sentimiento de frustración aumenta a medida que haces cada vez más intentos para salir de la maraña de problemas, y nada cambia.
Inmediatamente surge la sensación de que no tiene sentido intentar inclinar la balanza y cambiar lo que aparenta ya haber sido decretado. Tienes la impresión de haber hecho lo correcto y necesario, pero que algo, una especie de poder oculto y negativo, te acecha y paraliza.
¿Podría ser que sea el mal de ojo el responsable? Hacerse esta pregunta es extremadamente importante y constituye no solo el primer paso, sino también la brújula para descubrir el camino correcto hacia el éxito.
El ser humano no siempre es capaz de entender las causas últimas de los acontecimientos: las fuerzas en acción sobre nosotros y nuestro devenir son invisibles pero son las que en cualquier momento garantizarán el éxito o el fracaso.
La sabiduría de la Kabbalah enseña que todo en el mundo físico tiene su paralelo espiritual. En otras palabras, cada acción que se realiza está enraizada en fuerzas espirituales.
De ello se deduce que existe una correlación entre el mundo espiritual y el mundo de la acción y que la suerte que nos acompaña es esencial para el cumplimiento de los objetivos que nos hemos propuesto. Como dicen los sabios: “no hay abajo que no tenga un ángel arriba que la sacuda y le diga que crezca” (Bereshit Rabá 10: 6).
Una de las fuerzas más potentes que pueden herir nuestra suerte es, según la Kabbalah, el mal de ojo: los sabios místicos judíos a menudo tratan el tema del mal de ojo y el daño que puede causar.
Según los kabalistas, el mal de ojo puede llevar a una serie de problemas serios en la vida de una persona, y por lo tanto obliga a defenderse de él, a veces, incluso mediante acciones reales que puedan eliminarlo de inmediato en los casos en que esté perjudicando a alguien.
En general, se puede decir que la fuente del mal de ojo es la capacidad del ojo humano para transmitir consciente y deliberadamente, o inconscientemente, un arrebato momentáneo pero enfocado de emoción negativa, energía enviada a otro ser humano como flechas con veneno.
El mal de ojo es, entonces, un término con una connotación amenazadora, que conduce a un efecto mágico destructivo que se deriva de la mirada y del poder negativo del pensamiento.
El “mal de ojo” es en términos rabínicos es un rasgo mental que expresa una actitud hostil hacia un otro, y los pensadores judíos a lo largo de los siglos explican que la Divina Providencia afecta la condición del hombre de acuerdo con sus acciones y su posición moral.
Quien es responsable del mal de ojo se aprovecha de esto para volver la vara de la justicia contra su víctima, como si dijera “por qué es tan afortunad@ como para merecer belleza, riqueza, sabiduría, etc.?”
Al realizarse ese “juicio”, la persona que sufre el mal de ojo es condenada a una serie de agonías que dificultarán su vida.
En otras palabras, según la Kabbalah, la forma en que una persona nos mira es una fuerza especial y poderosa, que puede ser negativa o positiva.
La Cabalá también sostiene que el mal de ojo nos daña sin ser conscientes de ello, y lo entenderemos solo en retrospectiva, después de repetidas caídas o daños prolongados.
La mayoría de las personas que afirman que su suerte está bloqueada, sienten que están siendo afectados adversamente por fuerzas que desconocen. Según los practicantes de la kabbalah, en su mayor parte, se ha comprobado que es afirmación es absolutamente correcta.
Y la kabbalah, dicen, puede identificar y verificar la exactitud de este reclamo con una precisión escalofriante: cualquier persona que desee verificarlo podría entonces encontrar una respuesta explícita en los libros de la tradición, como está escrito “quien caiga en él puede ser salvado para que en pocos días su luz vuelva a resurgir”.