Un rabino israelí propone una nueva certificación que unirá a estas dos vertientes, para promover el veganismo entre los judíos más observantes
Asa Keisar, referente del veganismo religioso en Israel, ofrecerá a las empresas una certificación kosher-vegana, asegurando a los consumidores que los productos están libres de explotación animal y se ajustan a las leyes de la kashrut.
Keisar dice que la cultura judía trata a todos los seres vivientes con mucha seriedad, y por ello se pregunta si es necesario matar animales en nuestros días, cuando es posible ser vegano y alimentarse bien sin consecuencias nutricionales adversas.
El veganismo es un paso más allá del vegetarianismo. Los veganos no solo se abstienen de comer carne, sino también de cualquier utilización o explotación de productos de origen animal, como ordeñar vacas o, para algunos, sacar miel de las abejas melíferas.
Algunos veganos se niegan también a usar cuero o productos testeados en animales, ya que creen que los seres humanos no deberían explotar a los animales en ningún caso y por ningún motivo.
El judaísmo, por su parte, permite a los judíos comer carne, ordeñar vacas y montar a caballo, siempre que tales actividades no causen “sufrimiento” al animal, y la faena kosher debería en teoría ser rápida e indolora.
Sin embargo, algunos rabinos se abstienen de comer carne, y mientras una persona no se ocasione problemas de salud, se permite ser religioso y vegano al mismo tiempo.
Pero Keisar insiste en que la industria alimentaria moderna viola la prohibición [de] la Torá de hacer sufrir a los animales porque sin ese sufrimiento no podrían obtener ganancias.
Para respaldar su posiciones cita a Maimónides, quien habla del “el error cometido por el hombre, que piensa que él es la razón por la que el mundo fue creado” y que “no se debe creer que todo lo creado lo fue para el hombre, sino que los demás seres fueron creados para su propio bienestar, y no para servir a un objetivo externo“.
Keisar dice que la industria alimentaria kosher moderna está violando el mandamiento de “no colocar un obstáculo frente a los ciegos” (en este caso, el consumidor desprevenido), ya que causa sufrimiento a los animales mientras afirma ser kosher.
La mayoría de los judíos religiosos acepta, sin embargo, la idea de que el mundo fue creado por Dios para los seres humanos. De modo que el mundo natural, incluidos los animales, habrían sido creados en beneficio del hombre. Otros pensadores judíos adoptan una posición intermedia, y señalan sobre todo la advertencia de Oseas 13:2, “ofrecen sacrificios humanos y besan a los becerros” como evidencia de que las personas pueden equivocarse en sus prioridades morales, por ejemplo, al afirmar que está permitido asesinar a un hombre con el fin de liberar animales o para defender a un bosque de la tala.