Un antiguo ritual, Hatavat Shalom, es practicado desde tiempos inmemoriales para transformar un mal sueño en uno bueno
¿Has tenido un “mal sueño”? ¿Una pesadilla’ El mismo hecho de que te perturbe tanto, es un indicio de que transporta un mensaje urgente, interpretes como lo interpretes: se trate de tu inconsciente o de una fuente del orden de la fe -divina- angélica, etc.- (o de ambas), lo que te dice es: “presta atención”.
Todos los sueños, dice la tradición judía, están al servicio de tu sanación y completud, y pueden ser interpretados de manera positiva. Pero eso no hace a las pesadillas menos aterradoras, claro está.
Es como dice Rabi Jisda en el Talmud: “tener un sueño negativo es peor que recibir un azote”. Es por eso que el Talmud registra varias maneras de ayudar a quienes han tenido una pesadilla y hacerlos sentirse mejor.
En una de esas prácticas, se establece una “corte de los sueños”, que reúne a tres amig@s que puedan ayudarnos con nuestros sueños.
En la segunda, que tiene lugar en la sinagoga, mantenemos lo que soñamos en privado, pero lidiamos con ello en un ámbito comunitario, junto a otr@s.
En el tercer tipo de prácticas, afrontamos lo que soñamos por nuestra cuenta, sol@s. Y en la cuarta, ya contemporánea, no tratamos de librarnos rápidamente de la pesadilla, sino que primero nos aferramos a ella para encontrar su sentido (como sucede en una psicoterapia, por ejemplo).
La “corte de los sueños”
En este caso, debemos reunir a tres amigos (o familiares que sean como amigos), para que nos ayuden a realizar un ritual llamado “hatavat shalom“, que podría traducirse como “hacer mejor a un sueño”.
Para forma esta “corte de los sueños”, necesitamos de tres personas a las que les tengamos mucha confianza, que nos conozcan bien y que, obviamente, no se burlen de nosotros por tomar tan en serio a un sueño.
Explícales que van a tomar parte de un antiguo ritual proveniente del Talmud que te ayudará a encontrar significados positivos en una pesadilla.
Diles también que la ceremonia es rápida, y que no hay nada de “extraño” en ella. Y, claro está, pídeles también que confíen en ti y que no le cuenten a nadie sobre tu sueño.
De todos modos, no es imprescindible que les cuentes el contenido de tu pesadilla, aunque sí sería deseable: de esa manera, podrían ayudarte mejor a descubrir cómo es que el mal sueño era en realidad uno bueno, disfrazado.
Diles:
“He tenido un buen sueño” (es aquí donde decides si contarles o no con qué has soñado)
Y ellos deben responder:
“Es un buen sueño. Quiera Dios transformarlo en algo aún mejor” (como ves, el tan de moda “pensamiento positivo” no es nada nuevo: ya lo habían inventado los maestros del Talmud hace dos mil años).
Luego, tus tres amig@s deben decir junt@s estos versículos tradicionales que en la Torá hablan de la transformación del pesar en alegría:
“Tú transformas mi lamentación en danzas”
“Tú transformas mi duelo en gozo”
“Tú haces que las maldiciones se vuelvan bendiciones”
Luego dicen estos tres versos de la Torá acerca de la redención:
“Dios ha rescatado mi alma”
“Aquellos a quienes Dios ha rescatado retornarán cantando”
“Y el pueblo rescató a Jonatán”
Luego recitan estos tres pasajes acerca de la paz:
“Paz, paz, para los lejanos y para los cercanos”
“Paz, paz, para ti y para todos los que te socorren”
“Paz, paz para ti, para tu hogar, y para todo cuanto tienes”
Por último, puedes unirte a ellos para decir:
“Quiera Dios hacer que todos nuestros sueños sean buenos, y que podamos hacer nuestros sueños realidad“·
Aquí termina el ritual tradicional de “hatavat shalom”, pero si has compartido tu sueños con tus amigos, escucha con atención todo lo que tengan para decirte sobre ellos.
Y, si puedes, pídeles que cuenten sus experiencias con situaciones en las que lo que parecía malo al principio se haya transformado en algo bueno, por ejemplo trayendo oportunidades de crecimiento, de auto-descubrimiento, de cambio de rumbo para mejor, etc.