Antes de responder “¡No!”, lee esto…
La regla tan conocida de que los judíos deben orar solo a Dios, y no a ningún intermediario, se remonta a los tiempos talmúdicos:
“Si alguien se encuentra con problemas, no supliques al ángel Miguel o al ángel Gabriel. Más bien, pídeme solo a Mí y te ayudaré inmediatamente” (J. Ber. 9:1).
Maimónides transformó a esta postura en normativa: “Solo es apropiado orar a Dios y no es apropiado orar a nadie más“.
No mencionaremos aquí los tradicionales peregrinajes a las tumbas de sabios y rabinos de distintas épocas, ni a las estampitas del Rebe de Lubavich, porque no implican por lo general una invocación directa a ellos en los rezos (aunque sí indirecta).
Para comenzar, existe al menos un midrash que alude a la idea de los ángeles como intermediarios de nuestras plegarias (S de S R. 2:7).
Y muchos judíos en todo el mundo recitan las palabras “barjuni leshalom malajei hashalom“… (“bendíganme con la paz, ángeles de la paz”), cuando entonan el popular himno de shabat, “Shalom Aleijem”. Pero la más importante entrada de los ángeles en la liturgia judía se produce antes de Rosh Hashaná, durante las “selijot” (lamentaciones), las plegarias recitadas en preparación para el “día del juicio”.
La plegaria se llama “Majnisei Rajamim” (algo así como “mensajeros o transmisores de compasión”), en la que directamente se pide a los ángeles que intervengan ante Dios.:
Dice algo así:
“Portadores de compasión, conseguidnos misericordia ante el Maestro de la compasión,
Hacedores de oración, haced oír nuestra oración ante Aquel que escucha las plegarias.
Hacedores de lamentaciones, haced oír nuestro llanto, ante Aquel que escucha los lamentos.
Transportadores de lágrimas, transmitid nuestras lágrimas ante el Rey que cede ante las lágrimas.
Esforzaos en elevar nuestras súplicas, elevad súplicas y peticiones,
Ante el Rey, elevado y exaltado. El Rey, elevado y exaltado“.
El Maharal de Praga estaba lo suficientemente consternado por la presencia de esta oración como para modificar su redacción (Netivot Olam, Netiv Ha’Avodah no.12), una innovación que no tuvo éxito entre los fieles.
En los tiempos modernos, nada menos que una autoridad ultraortodoxa como el Jatam Sofer escribió que durante las selijot él se saltaba esta oración (Oraj Jaim 166), una impactante confesión de parte del líder de una comunidad que insiste en que TODA la tradición está santificada y es obligatoria.
Las corrientes religiosas judías no ortodoxas, por su parte, directamente eliminaron esta plegaria de su liturgia de las selijot.
Como esta oración se encuentra solo en la tradición ashkenazi, algunos especialistas piensan que se originó en el contacto con la cultura cristiana circundante, que enfatizaba la apelación a los intermediarios divinos (los santos) e incluso tenía servicios en honor de ángeles específicos.