El shabat es rico en costumbres de gran significación. Son estas:
La cena del viernes por la noche
El Talmud dice que una persona es acompañada a casa el viernes por la noche por dos ángeles que guardan el camino (Shabat 119b).
Tradicionalmente, las familias encienden las velas de Shabat y luego van a la sinagoga para un servicio religioso especial llamado “Kabalat shabat” (“bienvenida del shabat”).
Al volver a casa, el ritual hogareño continúa con el “kidush” (la bendición del vino, que santifica el día) y el “motzi”, la bendición de la jalá (el pan trenzado).
Luego comienza la cena de shabat, la comida más importante de la semana para las familias judías tradicionales.
Lejá Dodí
En la poesia religiosa hay pocas composiciones tan bellas y tan significativas como la titulada “Lejá Dodí” (Ve, amado), que saluda al sábado como a una novia. Es el himno al advenimiento del shabat.
Lo escribió el poeta Salomón Alkabetz Haleví, en -la segunda mitad del siglo XVI, y al cabo de los siglos se continúa entonándolo en la víspera del sábado en las sinagogas, con invariable emoción y fervor.
Las tejinot
“Tejíná” significa oración, ruego, súplica. Las tejinot -plural de tejiná- son oraciones breves dirigidas al Altísimo por las mujeres judías, y son desde hace siglos una parte fundamental de la vida espiritual de las mujeres judías.
El espíritu de la tejiná ha sido descrito así:
“Cada semana siento de nuevo la bendición que nos trae el sábado santo.
“Descansa el cuerpo y se deleita el espíritu. Elevado por encima de las preocupaciones diarias, el ser humano disfruta de goces que en el aprieto del trabajo no conoce y sus pensamientos se dirigen hacia un nivel más alto y menos superficial que el trajín diario le permite.
“Nos edificamos en la Torá, y aprovechamos las horas tranquilas del shabat para cultivar nuestro espíritu en la lectura de obras que puedan refinar e impregnar nuestra alma con los ideales del judaísmo.
“Por eso recibo siempre el sábado con la alegría que espero a un querido huésped; Me acicalo y adorno mi hogar en su honor, elijo comidas para celebrarlo y le dedico cada hora que está conmigo. `
“Cuando celebro el día de descanso, las sagradas voces divinas hacen callar las ruidosas voces del ambiente profano.
“Por eso me dispongo a santificar el sábado como lo ordenó el Altísimo y a agradecerle por los deberes y mandamientos que nos dio con el fin de mejorarnos y fortalecernos en Su servicio.
“Bendito seas, Dios, que santificas el sábado”.
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