¿Por qué hay una naranja en la bandeja del seder de Pesaj…?
A principios de la década de 1980, mientras hablaba en Hilel (la organización judía univesitaria)del Oberlin College, Susannah Heschel, una reconocida académica feminista judía (e hija del rabino Abraham Joshua Heschel), tomó conocimiento de la existencia de una Hagadá feminista que sugería agregar un trozo de pan al plato del seder de Pesaj, como un signo de solidaridad con las lesbianas judías (una respuesta irónica a quienes decían que las lesbianas tenían tanto lugar en la comunidad judía como una “corteza de pan en la keará”).
Pero a Heschel le pareció que poner pan en el plato del seder sería aceptar la idea de que las lesbianas y los gays judíos violan los principios judíos, al igual que el jametz (comida con levadura) viola Pesaj.
Para su siguiente seder, eligió una naranja como símbolo de inclusión de gays y lesbianas y otros grupos que están marginados dentro de la comunidad judía.
La naranja era un símbolo de la fecundidad que alcanza a todos los judíos cuando lesbianas y hombres gay son miembros activos de la comunidad judía y su vida.
Además, como cada gajo de naranja tiene semillas que deben escupirse, a ese gesto se le adjudicó el sentido de repudio a la homofobia.
Colocar una naranja en la keará se volvió desde entonces una tradición seguida por muchas familias judías, en su gran mayoría de los Estados Unidos.
Pero con una diferencia: en algún momento, el “teléfono descompuesto” hizo su trabajo, y comenzó a circular una versión apócrifa de la historia, que es la que se encuentra habitualmente en Internet.
Según esa historia, a Heschel alguien le habría dicho que “en el judaísmo hay tanto lugar para una rabina como para una naranja en la keará”.
Así, la naranja se volvió una manera de afirmar simbólicamente que las mujeres y su sabiduría pertenecen al centro mismo de la vida y la práctica judías, y se perdió de vista la intención original, que apuntaba a una transformación aún más profunda.
La naranja como afrodisiaco
Las frutas cítricas estimulan el sistema cardiovascular, y están repletas de antioxidantes y glucosa que mejoran la concentración y el estado de ánimo y disminuyen el impacto de las hormonas del estrés, que son una atentado contra la intimidad.
Según varios estudios, la vitamina C -presente en grandes cantidades en los cítricos- mejora la salud general de los espermatozoides en los hombres y disminuye el riesgo de infertilidad en ambos sexos.
Probablemente no sea un afrodisíaco en sí mismo, pero en un estudio se encontró que las personas que recibieron altas dosis de vitamina C informaron tener relaciones con mayor frecuencia.
El ácido ascórbico (la vitamina C) modula la actividad catecolaminérgica, disminuye la reactividad al estrés, modera la ansiedad y la liberación de prolactina, mejora la función vascular y aumenta la liberación de oxitocina. Todos estos procesos son relevantes para el comportamiento y el estado de ánimo a la hora del amor.
En ese estudio (controlado con placebo), 42 adultos jóvenes recibieron ácido ascórbico de liberación prolongada y tuvieron que anotar diariamente su actividad sexual, y también completar el llamado “Inventario de Depresión de Beck” antes y después del estudio.
El grupo que recibió vitamina C un aumento relevante de la frecuencia de la actividad sexual, más prominente en las personas que no conviven con su partenaire sexual y en las mujeres. Ese grupo, a diferencia del grupo placebo, también experimentó una disminución en el puntaje de depresión de Beck.
Fuente: “High-dose ascorbic acid increases intercourse frequency and improves mood: a randomized controlled clinical trial”, Biol Psychiatry. 2002 Aug 15;52(4):371-4.
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